II Guerra Mundial


Soldados de la Nueve montados en el semioruga "Guadalajara"

Esta pasada semana he leído una noticia acerca de un homenaje del Ayuntamiento de París  a tres supervivientes de «la Nueve«. Para muchos este nombre puede no significar nada, sin embargo la nueve significa, en bastante medida la dignidad de muchísimos españoles que se opusieron al fascismo, no ya luchando contra Franco y los que le siguieron durante la Guerra (In)Civil española, sino durante la II Guerra Mundial combatiendo a la Wehrmacht y las SS en territorio francés, desde las playas de Normandía a París.

Durante décadas estos hombres han sido unos verdaderos olvidados de la Historia, tanto para Francia como para su patria de origen, España. La Nueve era una de las compañías que formaba parte de la 2ème División Blindée, también conocida como la División Lecrerc, por ser este general francés quien la comandó.

La compañía había sido constituida mayoritariamente por republicanos españoles exiliados, que se hallaban internados en campos de concentración en territorio argelino. Es decir, en territorio francés no ocupado por los alemanes.

Exiliados en el Campo de Argelés sur Mer

Su capitán, Raymond Dronne, pensaba que Leclerc, que conocía bien a sus leales, le había  encargado la formación de esta compañía por dos razones: una, porque los españoles, muy motivados políticamente, sólo aceptarían como mando a un «francés libre» de primera hora, no a algún seguidor de Petain que hubiese “cambiado de chaqueta” recientemente. La otra, porque sabía que Dronne hablaba algo de español, al haber estudiado unas semanas en España algunos años atrás. Así que asumió el mando de la compañía y se dispuso a convertirla en la unidad más famosa de todo el Regimiento.

El capitán Dronne (centro) y el teniente Granell

La compañía entró en acción por primera vez en diciembre de 1942, combatiendo a alemanes e italianos en el Norte de Áfica, acciones en las que continuaría hasta mayo de 1943 en que liberaron la ciudad tunecina de Bizerta, última de sus acciones en África.

Después de ser trasladada de Marruecos a Gran Bretaña, desembarcó en Normandía la noche del 31 de julio al 1 de agosto de 1944. Se encuadraría dentro del III Ejército de los EE.UU., comandado por Patton. El 12 de agosto capturaron a 130 soldados alemanes en Eccouché.

Amado Granell, teniente de la Nueve, en Eccouché

A las 21:22 horas de la noche del 24 de agosto de 1944, la Nueve irrumpió en el centro de París por la Porte d’Italie. Al entrar en la plaza del Ayuntamiento, el tanque español «Ebro» efectuó los primeros disparos contra una posición alemana. Después los civiles salieron a la calle cantando La Marsellesa quienes descubría sorprendidos que los primeros soldados liberadores eran todos españoles. Raymond Dronne, se dirigió hacia la comandancia del general alemán von Choltitz para exigir su rendición.

Mientras se esperaba la capitulación final, los españoles tomaron al asalto la Cámara de los Diputados, el Hôtel Majestic y la Plaza de la Concordia. A las 3:30 horas de la tarde del 25 de agosto, la guarnición alemana de París se rindió y fueron los soldados españoles quienes apresaron a von Choltilz. Por cierto, que durante el desfile triunfal por París del día 26 de agosto, los soldados de la Nueve desfilaron portando en sus estandartes los colores de la bandera de la República Española.

Tras la liberación de parís, la Nueve se incorporó al avance aliado hacia Alemania. Por el camino hicieron muchos prisioneros alemanes, pero también sufrirían bastantes bajas, especialmente cuando el invierno les sorprendió en el sur de Alemania, donde se enfrentaron a temperaturas de -22º C, y donde sufrirían unas 50 bajas por congelación. El 5 de mayo de 1945 participarían en la toma del Nido del Águila de Hitler, en Berchtesgaden.

Al concluir la contienda sólo permanecían en activo 16 españoles en la Nueve… Pero aun habrían de sufrir una amarga derrota: no podían volver a España, donde se enfrentaban a la clarísima posibilidad de ser represaliados y, para mayor desgracia, su papel en la liberación de París sería ignorado por la historiografía francesa. Sólo muy recientemente ha empezado a ser reconocida su labor y entrega, tanto por España como por Francia. Una prueba es este homenaje del ayuntamiento de París, cuya teniente de alcalde Anne Hidalgo, todo hay que decirlo, nació en San Fernando, Cádiz, en 1959.

Lápida en memoria de los españoles de la Nueve

Por favor, no nos olvidemos jamás de aquellos que nos honran y dignifican a las sociedades con su sacrificio y entrega.

Noticia completa sobre el homenaje

Cartel de Patria con su título original Fatherland

Estos días estamos viendo en clase una película diferente como apoyo de los temas dedicados a la Guerra Fría y la Segunda Guerra Mundial, se trata de Patria, un film de 1994, protagonizado por Rutger Hauer (el replicante de Blade Runner que había visto «[…] atacar naves en llamas más allá de Orión, he visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tanhauser…«).

Patria está basada en la novela de igual nombre escrita por Robert Harris, se trata de una historia que se desarrolla en los años sesenta del siglo XX, sólo que se trata de una historia alternativa a la que conocemos. Asistimos en la película al 75 cumpleaños de Adolf Hitler en Berlín, a punto de celebrar una cumbre bilateral con el presidente de los EE.UU. Joseph Kennedy, el padre del que realmente fuese presidente John F. Kennedy. En torno a ese momento, un oficial de las SS, ahora convertida en la fuerza policial del Reich, investiga el misterioso asesinato de un importante jerarca nazi.

Esta novela es uno de esos ejercicios de historia contrafactual de los que tanto me habréis oído hablar en clase y que ya pudieron comprobar los compañeros del curso pasado a través de otra película: V de Vendetta.

Rótulo en la entrada al campo de Auschwitz, "Arbeit macht frei": El trabajo libera

El 1 de noviembre de 2005 la Asamblea General de Naciones Unidas decidió por consenso designar al 27 de enero Día Internacional de Conmemoración anual de las víctimas del Holocausto. La iniciativa fue auspiciada por Australia, Canadá, Israel, Rusia y Estados Unidos, y más tarde se sumaron unos 90 países, España entre ellos. El 27 de enero es la fecha en que conmemora la liberación de los campos de concentración nazis en Europa, en 1945. Esta resolución insta a los Estados miembros a elaborar programas educativos que inculquen a las generaciones futuras las enseñanzas del Holocausto, para prevenir actos de genocidio.

Esta resolución, además, rechaza toda negación de ese hecho histórico y condena las manifestaciones de intolerancia religiosa, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades sobre la base de su origen étnico o sus creencias.

Con este motivo el diario El Mundo ha incluido en su edición de Internet un especial titulado Viaje al Holocausto, del cual tenéis un enlace en la sección titulada Aniversarios Históricos de este blog.

Cartel de Shoah, 1985

En 1988 Claude Lanzmann presentó en España su último film, era un documental de nueve horas y media de duración. Dicho así suena un poco salvaje, da miedo enfrentarse a una película de semejante tamaño (más o menos como la versión del director de las tres partes de El señor de los anillos, de Peter Jackson). Aquel documental era Shoah, ya se había estrenado en cines de toda Europa tres años antes.

Pocas personas en nuestro país han visto completo este documental. Pocas veces ha sido emitido en alguna televisión española, siempre a altas horas de la madrugada, siempre a traición. Hoy lo he recordado al leer una entrevista a su autor en el diario El País. En ella habla sobre la forma en que el cine ha reflejado el exterminio de los judíos europeos, usando para ello los ejemplos de La lista de Schindler, de Steven Spielberg, La vida es bella, de Roberto Benigni y El tren de la vida, de Radu Mihaileanu.

Creo que se trata de un documento interesante, por ello os dejo aquí el enlace a la entrevista completa y algunos vídeos. Los dos primeros recogen momentos de una de las entrevistas que aparecen en el documental de Lanzmann, se trata de Abraham Bomba, un peluquero de Holon, Israel, que cuenta su experiencia en Treblinka.

Entrevista a Claude Lanzmann

Este otro vídeo recoge uno de los momentos más emotivos e inquietantes de la película de Spielberg La Lista de Schindler

El último vídeo es una serie de imágenes de la película de Roberto Benigni La vida es bella, con el fondo musical  de una adaptación cantada por Noa y Miguel Bosé de la banda sonora de este film.

Caja con los supuestos restos mortales de Hitler

Durante décadas muchos afirmaron haberlo visto en distintos lugares del planeta, especialmente en Sudamérica. El FBI y la OSS, luego CIA, invirtieron muchísimo dinero y horas de sus agentes en tratar de localizar a un anciano que se parecía a Adolf. Pero no. Estaba muerto; se había matado el solito sin ayuda de nadie.

Lo decían los periódicos: "Hitler ha muerto"

Los esbirros que le acompañaban en el búnker quemaron su cadáver, el de su esposa (por poco tiempo) Eva Braun y los de la familia Goebbels. Luego llegó el Ejército Rojo, que encontró los restos. Las autoridades soviéticas mandaron enterrar los restos y… Efectivamente, ahí empezó la leyenda, el hombre al que muchos vieron o creyeron ver. El hombre al que una gran manada de fanáticos esperaba igual que al Mesias (no confundir con los polvorones).

Y no, mejor que esperasen sentados, porque según ha salido a relucir hoy en la prensa (diario El Mundo), los rusos confiesan que destruyeron sus restos pero que aun conservan algunos fragmentos del mismo.

Y yo me pregunto ¿no habría sido mejor decirlo antes? Y la de tabarra neonazi que nos habríamos ahorrado.

Mujeres construyendo un B-17

Mujeres construyendo un B-17

Hace ya algún tiempo colgué aquí una serie de carteles de la Primera y de la Segunda Guerra Mundial, intenté dar más relevancia a aquellos que aludían al trabajo de las mujeres en la retaguardia.

Casualmente hoy he encontrado una estupenda galería de fotos que ilustran estos mismos asuntos. pertenecen a la revista Life. Aquí os dejo el enlace Espero que las disfrutéis, y que aprendais a valorar el papel de la mujer en un conflicto tan devastador como aquel.

Mujeres en lucha

70 años, casi tres cuartas partes de un siglo. 1 de septiembre de 1939 – 1 de septiembre de 2009. Seguimos, tanto tiempo después, hablando de los mismos tópicos: el holocausto judio, el nazismo, los errores de uno y otro bando, las bombas atómicas…, pero aun quedan muchísimas verdades por revelar, aun pesa sobre algunas de ellas el secreto de Estado, la prohibición de hacer públicos algunos documentos que, en algunos casos, se alargará hasta cien años depués de concluido el conflicto ¿Para qué?

Pero yo también sigo con lo mío. Sigo sin convencerme de que la II Guerra Mundial comenzase el 1 de septiembre de 1939. Sinceramente, no creo siquiera que la I Guerra mundial acabase el 11 de noviembre de 1918, no creo tampoco que hubiese un «periodo de entreguerras», el siglo XX es un siglo de guerras sucesivas, encadenadas, generalmente unas son consecuencia directa de otras.

Ahora, setenta años después, se desata la polémica: ¿Quién y cuándo comenzó la guerra? La Rusia nostálgica de glorias imperiales y estalinistas (vamos, lo mismo) se descarga de responsabilidades, el FSB (heredero del KGB) publica supuestos documentos secretos que libran de toda responsabilidad a la URSS en el inicio de hostilidades en la II Guerra Mundial. Como si el Pacto Molotov Ribbentrop no hubiese tenido ningún efecto en el inicio de la guerra. Como si el 17 de septiembre de 1939 la URSS no hubiese invadido Polonia también, como si no hubiese ocupado Estonia, Letonia, Lituania, como si no hubiese atacado a Finlandia, como si no hubiese ejecutado a más de 22.000 oficiales polacos en Katyn.

Soldados alemanes y tanquista soviéticos intercambian cigarrillos en Polonia, 20 de septiembre de 1939

Soldados alemanes y tanquistas soviéticos intercambian cigarrillos en Polonia, 20 de septiembre de 1939

Ninguno de los participantes en la II Guerra Mundial puede eludir su grado de responsabilidad en el peor conflicto de la Historia; como ya he dicho anteriormente fue una guerra que había que ganar, pero no a cualquier precio. No dejando tras de sí una estela de errores terribles que, setenta años después, vienen a recordarnos el horror. Como decía Marlon Brando en los minutos finales de Apocalipsis now «el HORROR«.

Pd.: Pese a todo aquí incluyo un vídeo sobre el que ha sido considerado el primer acto bélico de la II Guerra Mundial, el bombardeo de la ciudad de Danzig (Gdansk) por parte del acorazado de la Kriegsmarine Schleswig Holstein

 

Cuando iniciaba esta serie sobre la victoria aliada en la II Guerra Mundial decía que, para mí, Hitler y sus secuaces representaban el mal absoluto, pero Stalin estaba a su altura, superándolos en ocasiones. Sin embargo, hoy día hay una diferencia bien clara (aun cuando los dos fueron tiranos criminales):

Según las estimaciones de sociólogos, un 42% de los rusos cree que el país necesita «una mano fuerte». El 36% dice que la contribución de Stalin a la victoria en la guerra contra Hitler «es lo más importante, independientemente de los errores o vicios que se le achaquen». Uno de cada cinco rusos piensa que «un dirigente duro es el único que podría mantener el orden frente a las amenazas externas y en las condiciones de fuerte lucha clasista», y que Stalin «fue un líder sabio que hizo de la URSS una potencia poderosa y próspera». Por último, el 16% opina que los rusos «jamás podrán prescindir de un líder como Stalin». «Temprano o tarde, vendrá para poner orden». (Fuente: Agencia Novosti)

Pocos, muy pocos alemanes de hoy día defenderían la imagen de Hitler o reclamarían su vuelta. Algún día trataremos de explicar esta creciente valoración positiva de Stalin en la Rusia actual.

Stalin se alió a Churchill y Roosevelt en la guerra contra el Eje a partir de 1941 ¿Dónde había estado los dos años anteriores? Veamoslo

En 1939, von Ribbentrop, ministro de Asuntos Exteriores del Reich alemán, y Molotov, su homólogo soviético, firmaron en Moscú un pacto de no agresión, Stalin era testigo de esta firma. Este pacto no se quedaba en una simple declaración de principios según la cual ninguna de estas potencias emprendería una guerra contra la otra en 10 años; además, incluía entre sus claúsulas el reparto de Polonia entre ambos firmantes, así como los derechos de la URSS a ocupar Finlandia, Letonia, Lituania, Estonia y la Besarabia.

De resultas de ese pacto, cuando los alemanes invadieron Polonia en septiembre de 1939, los soviéticos avanzaron ocupando su parte del territorio polaco hasta establecer una frontera con la parte alemana en el río Bug. Mientras los alemanes se dedicaban a exterminar a los judíos polacos en su parte del territorio, los soviéticos se dedicarfon en su parte a la práctica de su «deporte favorito» las purgas. En la primavera de 1940 22.000 ciudadanos polacos, sobre todo oficiales del ejército, fueron ejecutados en el bosque de Katyn

Masacre en Katyn

Masacre en Katyn

En noviembre de 1939 los soviéticos se lanzaron sobre Finlandia, en lo que se conoce como guerra de invierno. La guerra Ruso-Finesa fue para los alemanes una muestra más de la debilidad militar de su socio en la que unas fuerzas inferiores y bien entrenadas finesas pudieron darle muchos sustos al gigante soviético, lo que reforzó las teorías alemanas de que Rusia seria una presa fácil para la bien entrenada Wehrmacht, por no decir que los servicios secretos alemanes y prácticamente todos los occidentales infravaloraban las fuerzas soviéticas y dedicaron mayor interés en mantenerse informados de otros ejércitos nacionales que el ruso. Cabria mencionar que los únicos que no menospreciaban al ejército sovietico eran los japoneses que se midieron con ellos en la batalla de Khalkhin Gol (Jaljin Gol), o para los japoneses el incidente de Nomonhan, donde las tropas japonesas sufrieron un buen rapapolvo por parte del general Zhukov.

Tropas alemanas en Rusia, 1941

Tropas alemanas en la URSS, 1941

No obstante, las descerebradas aventuras de Mussolini en Albania y Grecia retrasaron los planes alemanes para emprender la Operación Barbarroja , la invasión alemana de la URSS, a partir de la madrugada del 21 de junio de 1941. Los alemanes ocuparon todo el territorio de Polonia e invadieron el que había sido hasta ese momento su copartícipe en la invasión de polonia de 1939. Cuando las tropas alemanas alcanzaron Smolensko sacaron a la luz uno de los mayores crímenes de guerra de los soviéticos: las fosas de Katyn.

Hay que apuntar que, de no ser por el descubrimiento alemán, seguramente hoy todavía no tendríamos noticias de las masacres cometidas por los soviéticos contra los polacos (de hecho, las de Katyn no fueron las únicas fosas comunes descubiertas por los nazis; hubo más, entre las que destacan las de Vinnytsia, en Ucrania, donde había casi 10.000 personas ejecutadas por la NKVD entre 1937 y 1938). Los aliados occidentales nunca quisieron creer que ese crimen lo hubiesen cometido los soviéticos y alegaron que todo era una campaña de prolpaganda nazi. Los polacos conocían bien los detalles que habían precedido a aquella carnicería. Sabían de los encarcelamientos de la intelligentsia polaca tras la invasión soviética, y que desde la primavera de 1940 nada se sabía de la mayoría de sus componentes. Y tampoco habían olvidado las evasivas mostradas por Stalin en 1941 ante las preguntas sobre los desaparecidos.   

Sikorski, primero por la izquierda, junto a Churchil.

Sikorski, primero por la izquierda, junto a Churchill

La actitud que mantuvieron los británicos a continuación dio vergüenza ajena, pues se propusieron ahogar las protestas de los polacos. El 24 de abril, Churchill escribió a Stalin diciendo que “estoy valorando la posibilidad de silenciar aquellos de cuantos periódicos polacos se publican en este país que atacan al gobierno soviético”, e incluso a Sikorski. También disculpó el hecho de que tanto las autoridades polacas como los alemanes hubiesen coincidido en la necesidad de emprender una investigación. Como si la disculpa fuese necesaria. En cualquier caso, las palabras de Churchill a Stalin ponen de manifiesto el éxito que había tenido la estrategia soviética de atacar a los polacos. El gobierno polaco en el exilio se sorprendió de ver que eran sus integrantes quienes estaban siendo amonestados por protestar ante un crimen que, aparentemente, había cometido uno de sus aliados.

 Creo personalmente que, cuando vieron caer el avión de Sikorski en Gibraltar (en un accidente probablemente provocado por agentes del NKVD con la connivencia británica) todos los mandos aliados respiraron aliviados al ver que no se quebraría su alianza de guerra con los soviéticos. Una alianza extraña, contra natura si queremos decirlo así.

Tribunal de crímenes de guerra de Núremberg

Tribunal de crímenes de guerra de Núremberg

 El remate de todo este despropósito (alianza con un individuo igual o más peligroso que Adolf Hitler) vino dado por los juicios de Nuremberg: en el tribunal había un magistrado soviético, un individuo que representaba a un Estado que había cometido crímenes tan deplorables como los que él debería juzgar. Y lo cierto es que sólo ayudando a los soviéticos se podía vencer a los nazis, pero quizás no habría que haber cedido a todas las exigencias de Stalin y haber supervisado mejor los acuerdos de posguerra y aumentar las exigencias morales a tan incómodo aliado

Acabo de terminar un libro de Nicholson Baker titulado Humo humano; trata sobre los orígenes de la II Guerra Mundial, y lo hace de un modo diferente a otros ensayos. Casi al concluir la lectura de este libro que, cronológicamente acaba en 1941, me topé con un episodio que desconocía por completo y que me ha hecho retomar esta miniserie de entradas acerca de esa victoria tan poco limpia que fue la de los aliados.

El Struma frente a Estambul

El Struma frente a Estambul

Se trata del caso del Struma, un buque cargado de refugiados judíos hundido en el Mar Negro en febrero de 1942. Asustados de los horrores que se perpetraban en Europa Oriental, 769 judíos intentaron huir a Palestina a bordo el Struma. Pero, en vez de encontrar la libertad, encontraron un mundo que no quiso cargar con esta responsabilidad. El 12 de diciembre de 1941, un barco griego con un capitán búlgaro (G.T. Gorbatenko) bajo bandera panameña, salió de Constantina, Rumania, en dirección a Palestina. Los 769 pasajeros habían pagado un precio desorbitado. Les habían dicho que debían navegar a Palestina, con una corta escala programada en Estambul, para tomar sus certificados de inmigración palestinos. Cuando los 769 judíos llegaron para subir a la nave, encontraron un viejo barco de transporte de ganado. El barco estaba decrépito y extremadamente mal equipado para este viaje (tenía solamente un cuarto de baño para todos los pasajeros y no había cocina). Puesto que los pasajeros habían dado todo cuanto poseían para este viaje a la libertad, esperaban que éste fuese breve y sin peligros.

El trayecto a Estambul fue complicado ya que el motor del barco se averió, pero por fin alcanzaron el puerto turco tras tres días de navegación. Allí, las autoridades turcas no permitirían que los pasajeros desembarcaran. En lugar de ello, el Struma fue fondeado a poca distancia de la costa. Mientras trataban de reparar el motor, forzaron a los pasajeros a permanecer a bordo  en un encierro que se prolongó durante varias semanas. En Estambul los pasajeros descubrieron que no había certificados de inmigración para ellos. Habían sido engañados al pagar los pasajes creyendo que éstos incluían dichos certificados. Los británicos, que controlaban Palestina, habían oído hablar del viaje del Struma, y no estaban dispuestos a admitir más refugiados en aquel territorio; alegaban para ello lo dictaminado en el Libro Blanco. Los Británicos temían que, de admitirlos, les siguiesen muchos más buques de refugiados. También, miembros del gobierno británicos utilizaron la excusa a menudo empleada contra los refugiados y los emigrantes, de que podría haber espías enemigos mezclados entre los refugiados. Por ello habían pedido al gobierno turco que evitase que buque atravesase los estrechos. Los turcos se mantenían firmes en no dejar desembarcar a este grupo de personas en territorio turco. Trataron entonces de volver a Rumania, pero el gobierno rumano, aliado de los nazis y bastante antisemita, no permitía este retorno. Mientras tanto, los pasajeros vivían un angustioso encierro  a bordo.

 

Angustiosa espera a bordo del Struma

Angustios espera en la cubierta del Struma

Aun cuando viajar a bordo de un buque decrépito quizás les habría parecido soportable por algunos días, la vida a bordo durante semanas comenzó a causar serios problemas de salud física y mental. No había agua potable a bordo y las provisiones habían sido consumidas hace tiempo. El barco era tan pequeño que no todos los pasajeros podían estar sobre cubierta simultáneamente, tuvieron que organizar turnos para poder abandonar las sofocantes bodegas y tomar aire fresco en cubierta. Los pasajeros seguirían aislados durante diez semanas. Aunque muchos estaban enfermos, sólo se permitió desembarcar a una mujer y sólo porque estaba en un estado de gestación muy avanzado. El gobierno turco entonces anunció que si no había una decisión clara antes del 16 de febrero, enviarían al Struma de nuevo al Mar Negro.

 Cuando se acercaba el final del plazo dado por el gobierno turco, los británicos accedieron a permitir que algunos de los niños entrasen en Palestina. Anunciaron que se permitiría entrar en Palestina a los niños de entre once y dieciséis años. Pero esto era bastante problemático: el plan consistía en que los niños desembarcasen para viajar a través de Turquía para alcanzar Palestina. Desgraciadamente, los turcos seguían siendo rigurosos sobre no admitir a ningún refugiado, por ello no aceptaron el plan británico. Además de esta negativa turca, Alec Walter George Randall, Consejero del Foreign Office británico (Ministerio de Asuntos Exteriores), consideró un problema adicional: aun en el caso de que los turcos aceptasen este plan, ¿quién llevaría a cabo el proceso de selección de los niños y quién los apartaría de sus padres, con el consiguiente desgarro familiar?

El plazo se alargó una semana más. Sin embargo, en la noche del 23 de febrero de 1942, la policía turca subió a bordo e informó a sus pasajeros que debían salir de las aguas jurisdiccionales turcas. Los pasajeros protestaron e incluso manifestaron una cierta resistencia aunque inútilmente.Remolcaron al buque aproximadamente seis millas de la costa (algo más de diez kilómetros) abandonándolo a su suerte. Todas las tentativas de reparar el motor habían fallado. El buque iba a la deriva, a bordo tampoco no tenían agua potable, comida, o combustible. Después de apenas un par de horas a la deriva, estalló el barco. La mayoría de los investigadores creen que un torpedo soviético alcanzó y hundió al Struma. Los turcos no enviaron embarcaciones de salvamento hasta la mañana siguiente, sólo pudieron  rescatar a un superviviente (David Stoliar). Los otros 767 pasajeros fallecieron.

 

Quienes frecuentan este blog o los que alguna vez hasta me oyen en clase sabrán que tengo una serie de debilidades en lo que a lecturas e historiadores se refiere. Alguna vez me habréis oído hablar o escribir de Jacinto Antón, uno de mis referentes peridísticos, alguien que ya ha ocupado algún que otro post en este blog. Lo traigo de nuevo aquí porque en la edición de hoy (8/6/2009) del diario El País ha publicado un artículo acerca del último libro de Anthony Beevor (otra de mis debilidades), dedicado al desembarco de Normandía.

Soldados británicos en la playa Sword, 6 de junio de 1945

Soldados británicos en la playa Sword, 6 de junio de 1945

Esta publicación, como otras anteriores de este historiador británico, aporta nuevas visiones de un importante asuceso histórico, en este caso el Desembarco de Normandía o la apertura de un frente en el flanco occidental del continente europeo. Como he dicho reiteradas veces en clase las realidades son poliédricas, tiene más de una posible visión. Y ese es el caso del desembarco de Normandía. Ese éxito aliado tenía que tener más de una lectura, algo que tenía que ir más allá de la visión que nos había aportado, fundamentalmente, Cornelius Ryan, que desembarcó como reportero en ese momento histórico y al que tanto debe Hollywood.

Por si os pica el leeros el libro aquí os dejo la reseña de Jacinto Antón

Nueva visión sobre Normandía

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